Indiferencia

martes, septiembre 02, 2008

Si lo que querías era una carta de disculpas, aquí la tienes.

Me disculpo por dejarte solo en el vacío existencial en el que te encuentras. Quiero reparar el daño dejando de prometerte cosas que sí puedo cumplir y que finalmente no son las que realmente esperas. Quiero dejarte en claro que todo esto ahonda un sentimiento de culpa aun mayor de no haber actuado antes ante esta fuga masiva de conciencia. Me declaro culpable de tus constantes desvelos y de tu mirada melancólica mientras desayunas.

Me disculpo por todo el daño que aun no te he causado. Es un trago amargo, como un analgésico efervescente, aquel que con tus palabras diluyes tan fríamente, de la espesura de lo concreto a la expansión sin límites de la duda. ¿Qué realmente pasa por tu cabeza cuando te pregunto Cómo estás? ¿O cuando te pido que te calles por favor, que no puedo escuchar lo que realmente quieres decir? La singularidad es tu escudo y tu mayor debilidad; mientras que te proteges en tu mundo de ideas y Funciones sin limitaciones o asíntotas que las detengan, ese capullo también te impide ver que más allá de una realidad existe una razón. Y que más allá de una razón, existe una persona. Recuerdo que de niño escuché que El espíritu más noble engrandece al ser más pequeño. ¿Tengo que traerte la corona más para convencerte de que eres tan grande como te lo propongas? Un ladrón trata a los demás como sus semejantes. ¿Te hará el saco de esta afirmación si a cada persona que no esté de acuerdo contigo llames pequeña e idiota? ¿O debo hacerlo capa para que combine con tu corona...?

Me disculpo por las afirmaciones vertidas en tu contra. No debí jugar con fuego y quemar tus débiles argumentos, que cada vez están más permeables por el uso y más oxidados por el aire que perciben mientras se ventilan del calor de tus enojos. ¿Hacia dónde tiende la imaginación? Por la izquierda, vemos al pesimismo, a la praxis, a la práctica, a tu Divide y vencerás. Por la derecha, está la teoría, la realidad y tu Vencerás si no divides. ¿Te has derrotado a ti misma en duelo? ¿Cuántas veces te has abofeteado con el mismo guante sin saber siquiera la razón aprente? Al parecer, mientras más te divides, más batallas conquistas, más batallas vences. Te felicito. Cuando quieras gobernar sobre tus victorias, recuerda en cuáles dejaste el alma y en cuáles dejaste el corazón. No dejes la memoria tirada por ahí, otro la puede encontrar y gozar de tus triunfos. ¿Es razonable decir entonces que la mente es quien maquina y el corazón es quien acude al rescate? ¿O son acaso las dudas quienes, a tiempo, te hacen retroceder? Es posible que hayas enemistado a tus propias dudas también. ¿Cuánto tiempo resistirá tu silencio?

Me disculpo por las memorias. No necesito que nadie recuerde por mí ni me haga recordar cosas. Puedo hacerlo solo y sobrevivo contento con lo que me toca. ¿Eres lo suficientemente humana para dividir memorias emocionales y de praxis? Te felicito nuevamente. Cuando llores al leer un libro, intenta guardar la lágrima en una botella para mojarte de nuevo que, según tu filosofía, es posible. Algunos son más prácticos; lloramos más veces y con las mismas cosas. ¿La sensibilidad es un pecado? ¡Medir la sensibilidad lo és! Hay tantas cosas que se pueden medir... el diámetro de la taza de té en la que desahogaste todas tus penas acompañadas por galletas de agua; el largo de tu cama donde cada rincón guarda un pedazo de tu piel, la línea que conecta tu cordura con la indiferencia. ¿Quieres medir algo más? Mide la distancia que has implantado entre nosotros. ¿Nombre de la unidad de medida? Dale el que quieras, total, no creo que sea una escala inventada todavía -¿Y si la dividimos en partes, siguiendo alguna de tus filosofías?-

Me disculpo por los saludos y las despedidas. De hoy y para siempre, haré un gesto antes de acercarme. Si muevo la mano una vez es que Te extraño, dos es que Todo esta bien y tres es Asuntos varios. -¡Qué es eso de asuntos varios! Es sencillo, supón algo interesante y házmelo saber-. ¿Y las distancias, qué hay con ellas? Mencioné... ¿Asuntos varios?

Me disculpo con todas estas palabras.

Soy demasiado cobarde para poder usarlas en alguna otra parte, como en una canción de amor o en una tarjeta. Prefiero que me acompañen, como siempre lo han hecho. Tal vez tienen más miedo que yo. Quién sabe -¿Tú lo sabes?-.

Atentamente,

La indiferencia.

1 aportaciones:

Anónimo dijo...

ALELUYA MAIFREND...XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD... bueno bueno...my friend...

Gonzalo...