Travesía

miércoles, abril 29, 2009


No sé por dónde comenzar
tal vez
por el cierre que atraviesa tu espalda
que comunica
al Cielo con el Infierno
a la cordura con la perdición
a la inocencia con la picardía
al País A con el País B
a dos puntos dados...

Puedo continuar
por la montura de tus lentes
encapsuladores de sueños
operadores de ámbito...
que me indican hacia dónde debo apuntar
hacia dónde debo mirar
y qué es lo que debo esperar...
de una pregunta mía
de un suspiro tuyo...
con un simple movimiento de pestañas...

Me encantaría seguir
por tu boca
pero no antes de detenerme un momento
en tus mejillas silenciosas
cuna de todas las sonrisas
muerte de la mayoría de las lágrimas.

Tengo el deseo loco
[desesperado]
de dejar la cordura a un lado
de dejar de cerrar los ojos cuando tú me abres los tuyos
de morderme las uñas mientras me tomas de las manos
de afeitarme para dejar de hacerte cosquillas...

Pero no puedo
porque el cierre que atraviesa tu espalda
es tan lejano como el País C -que ni siquiera existe-
porque tus lentes
se perdieron luego de que se los entregaste a alguien más
[y se sentó sobre ellos]
porque tus mejillas ahora llevan maquillaje
[y son como una esponja acaparadora de emociones].

Si me dejas correr
que sea tu lado.

Si me dejas sonreír
que sea sólo contigo...

[Porque tengo un contador
que disminuye mi número permitido de sonrisas
que es algo así como un cobrador
que si no le pagas, te noquea
a las prisas...]

...

Déjame
tu vestido
tus lentes
tu maquillaje.

Y quédate contigo.

[Luego veremos qué es lo que ocurre...]

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