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domingo, diciembre 21, 2008

Debo admitirlo. Tu vida es como esas películas antiguas, casi del medio evo -no quiero definir un espacio temporal porque no vendría mucho al caso-. Podemos colocar cada pieza de tu juventud dentro de un marco, ponerlas en posición descendente y conseguir unas manos bastante grandes para exprimirlas todas en un movimiento rápido y generar así, el Tiempo y el Espacio; el Movimiento... para que cobres vida y puede vivirla contgo.

Sea a rayas, de un color, contrastando, de una sola pieza, repetidos, combinados, tú eres la misma; la vanidad no es un adjetivo para ti; decirte Divina tampoco lo es... porque entre las comparaciones y las adulaciones, un equilibrio no existe.

Es mejor llamarte por tu nombre, por tu apellido... y distinguirte, como siempre, por esas manchitas que te hacen más única de lo que eres.

Debo llevar una bitácora... de los días que tardé en ordenar tu vida según tu ropa, según tu perfil, tus sonrisas y tus ganas. Tengo algunas lagunas mentales gracias a tus peinados; todos te sientan tan bien que es un poco complicado ordenar tus idas y venidas según ese concepto...

Andaba pensando, que sería interesante ordenarlas según cómo domaste al viento en cada foto...

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