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viernes, junio 06, 2008

Cuando la vi...

Su imagen como fotogramas, de esos que corren por segundo, se marcaron en mis retinas como la luz cuando quema aquellos pequeños pixeles por donde entra nuestra concepción del mundo.

Ese día supe que no iba a dejar de pensar.

En usted.

Y su cabello.

Y esas cosas que quedan como si hubieran sido talladas con cincel en piedra, repujador en moneda...

Cada fibra... cada imperfección.

Hecha sempiterna y objetiva.

Noé Caballero

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