Al segundo piso

sábado, mayo 10, 2008

Enfrentamos
como rutina
la misericordiosa marcha del reloj
entre risas y profundidades.

Quiero verte, sí
pero viendo más allá de un simple saludo
una simple afirmación o un simple gesto
quiero verte, sí, como te veo desde que tenemos ojos.

Cambiarte
cambiarte el pensamiento
para buscar una cabida
entre tanta idea tuya y mia
y que juntas sean una sola.

Cambiarte
cambiarte no sirve, no funcionaría
más bien cámbiame tú
que puedes más que mover las estrellas
que puedes más que juzgarme como lo haces ahora.

Intentos artificiales
que fracasan sin tener objetivo
que buscan algo que ni siquiera se puede encontrar
que teniendo dirección no encuentran puerta
porque la casa está en anticrético.

Que tu sabiduría
llegue al segundo piso
para que en el tercero se escuche el eco de tu voz
y en el cuarto clamen por silencio
ante la felicidad de tus retazos abajo.

Mírame
que tengo mucho que decirte
mucho que contarte
pero poco que ofrecer.

Sólo tengo
estas letras
que son veintisiete o ventiseis
la caballerosidad al extremo
y un corazón a la mitad, pero completo.

Ocúpalo que es tuyo
que tu sabiduría se extienda
al segundo piso
que busque en las escaleras de auxilio
la fortuna de chocar con un completo extraño
y que este te muestre las otras escaleras
las que llevan de aquí hacia arriba en un suspiro.

Las alas que siempre te veo
pero que no encuentro cuando no miras...

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