Prosa (I)

domingo, junio 07, 2009

No soy muy dado a las prosas, pero por estos días han estado lloviendo rosas, se han inundado las calles de aromas y la melancolía se ha transmitido como un resfriado, Se ha regado como un polvorín que le dicen. Tú no te has contagiado, es verdad, y los lugareños quieren, añoran y predicen que tus encantos lograrán detener la epidemia, Es un milagro, comentan, Rápido, que el tiempo apremia, exclaman, mientras que tú, solitaria, amas. Se han levantado banderines de precaución; banderines amarillos y de color marrón, de color blanco, haciendo relucir tus dientes de los frenillos. Nos han diagnosticado delirio, escalofríos, y vaticinado una cura hasta Setiembre. ¡Dios nos libre de la fiebre! Para verte, debemos vestir de traje, no nos exigen uno elegante, pero, eso sí, debemos tener en cuenta que tenemos que agradarte. No aceptas caricias por regalo, tampoco por rezos unos simples Avemarías. Digo todo esto en esta fila, esta cola, estos turnos para visitarte, olvidando a la familia, de decir hola, de dar una opinión sobre el arte.

Cuando mi turno llega, cierras la puerta. Sonríes y trazas una línea en el suelo, como si fuera una meta. Ya no temo a la enfermedad ni al contagio, te tengo a ti, y cualquier elogio, no será más que un simple adagio...

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