Serendipia

jueves, febrero 12, 2009

Tenía que verte a las cinco de la tarde. Las horas corrían presurosas por la autopista de lo absurdo -claro, mucha gente clama por tiempo mientras yo y muchas personas más simplemente lo perdemos disfrutando la angustia- que de un momento para otro se hicieron las seis.


A pesar que llamabas de manera inquieta e ininterrumpida, no tenía el valor de contestarte. Preferí dejar que las llamadas pasaran hasta que te cansaras, sin embargo, no lo hiciste.

Y de repente.
De repente ocurrió el milagro.
Me olvidé de ti completamente.
Digo milagro porque es algo fuera de lo común...
Y no lo esperaba.

2 aportaciones:

Rigelira Libelo dijo...

Caballero.

PELÍCULA PRONTO!!!


jajajajaja

besos

Blanca dijo...

el olvido llega cuando menos lo esperas ^^!