Tenía que verte a las cinco de la tarde. Las horas corrían presurosas por la autopista de lo absurdo -claro, mucha gente clama por tiempo mientras yo y muchas personas más simplemente lo perdemos disfrutando la angustia- que de un momento para otro se hicieron las seis.
A pesar que llamabas de manera inquieta e ininterrumpida, no tenía el valor de contestarte. Preferí dejar que las llamadas pasaran hasta que te cansaras, sin embargo, no lo hiciste.
Y de repente.
De repente ocurrió el milagro.
Me olvidé de ti completamente.
Digo milagro porque es algo fuera de lo común...
Y no lo esperaba.
2 aportaciones:
Caballero.
PELÍCULA PRONTO!!!
jajajajaja
besos
el olvido llega cuando menos lo esperas ^^!
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