Este catorce no pensaba comprarte una tarjeta ni mucho menos unas flores.
Mi esperanza era despertar junto a ti. Sin otra intención que respirar tu aire, de mezclarme profundamente en tu atmósfera; de sentir que podía tocar el cielo con los dedos bajo el regazo que inspira tu respiración.
Mi esperanza era despertar junto a ti. Sin otra intensión que darle otro sentido a tu nombre, asociarlo con lo divino, pensar en él como pensaban en Venus; decían que era la estrella matutina y la estrella vespertina. Tardaron siglos en descubrir que eran la misma estrella. No tengo siglos, pero si toda una vida para poder inmortalizar tu nombre junto al mio en una historia sin fin.
Quería recorrer tu piel, palmo a palmo; transformar cada centímetro recorrido en un gran lienzo para pintar los mas bellos paisajes, los más largos atardeceres, lunas perfectas; que cada poro sea una estrella y cada imperfección una excusa más para seguir explorando.
Hoy es la víspera.
La tiendas están cerradas y dudo que algún plan B cruce por mi mente en estos momentos.
Tal vez los deseos plasmados en estas cuantas palabras no sean nada a comparación de las acciones.
Pero que quede en claro que nunca pensé en no recordar este día.
[Por más que no tenga ningún sentido a final de cuentas...]
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