Debería volver a casa;
esta banca me recuerda a los viejos días
donde me sentaba a esperarte;
a que dejes de ocultarme el sol
y me fabriques la luna.
Ya no tengo la flor que te iba a dar.
Se fue en predicciones baratas,
en una clase de suerte sin blanca sin ganadores
y sin premios.
Hoy es un día cualquiera,
ya no tengo la misma cara...
me maquilló la apatía.
Y es que son tantos meses sin rozarte
que en la víspera de un encuentro
me veo rodeado de pétalos
encerrado en un cuarto con cortinas
fingiendo que es de noche para que sea un nuevo día.
Hasta que la lluvia comienza a caer,
sintiendo que cada gota
son tus pasos alejándote uno a la vez.
Siento que cada rayo de luz
es un hasta luego.
Y cada grito fugaz
es un adiós.
¿Vendrás por mí?
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