Milagros

viernes, diciembre 25, 2009

Anoche volvía de un lugar un tanto lejos de mi casa. El taxista fue por varios lugares que desconocía, quesque para Cortar el camino joven, mire que son casi las dos de la mañana. Lo miré por el retrovisor y le dije, Usted es el que sabe. Concentrando su vista hacia adelante, se limitó a manejar hasta llegar a destino.

No me quedó más remedio que ver por la ventana. Sinceramente, las fantasías no son lo mio. Imaginar me cuesta bastante cuando no encuentro una motivación para hacerlo. A veces me dejo llevar por el viento, las olas del mar que nunca toqué, el rocío de la mañana, tan puro, tan virgen... las flores que jamás podré cortar, labios misteriosos, manos frías, calientes...

Esa noche estaba en el fondo de un taxi, semi echado en el asiento de atrás, un poco cansado, moviéndome por los baches en el camino. Las luces pasaban sin parar en frente mio; rojas, amarillas, blancas, azules, púrpuras, todas tan independientes entre sí...

De pronto estábamos en la gran vía, en la oscuridad total; sólo se veían las estrellas, una luna un poco tímida y las mismas luces, un poco más tenues; quería que ese escenario nunca terminara...

Porque al pasar de una luz a otra, en su sutil despedida, ese rayito de claridad se expandía hasta el infinito; su propio infinito... y podíamos observar su grandeza de resistirse al pasar del tiempo.

Porque al pasar de una luz a otra, en su humilde adiós, ese instante de luz no se contentaba con que lo observen, sino que su recuerdo perdure hasta un nuevo encuentro.

Porque cuando a una luz le toca ceder su espacio a otra, esta se extiende paralelamente hacia la siguiente... y ocurre el milagro; las paralelas se encuentran, se chocan, se fusionan, se dicen Hola cómo estás y luego se despiden tan velozmente como se encontraron.

Incliné un momento mi cabeza y me dije secretamente para que el conductor no me escuchara, Esto no puede ser. Con temor, levanté nuevamente mi cabeza. Las luces seguían ahí, haciendo esa danza tan atractiva, tan misteriosa, tan real, tan parecida a la vida misma...

Y es que esas luces cumplían su etapa, como la vida... que se vive por etapas; buenas, malas, viniendo siempre mejores...

Y es que esas luces me explicaban que en el amor todo es posible; que por más distancia que separe a una persona de la otra, su cariño será tan infinito que se extenderá hasta más allá del límite propio.

Que dos caminos, por más opuestos que sean, por más que no tengan un punto de encuentro, pueden terminar uniéndose, amándose; de dos diferencias, nacen dos coincidencias.

Y así, como las luces, como la vida, el milagro de la creación, de la felicidad, no puede tener otra base que no sea la de Dios. ¿Quién como Él para darnos la respuesta de lo incomprensible por seres como nosotros? Por más complicada que nos hagamos la pregunta, la respuesta está en una palabra, y esa es Dios.

Mi viaje no duró mucho, ya que el tiempo es indomable por naturaleza. Llegué a destino, abrí la puerta de mi casa, desperté a mi madre y me fui a acostar, pensando en tantas cosas al mismo tiempo que terminé durmiéndome en un santiamén.

...

Cuando piensen que las cosas no son posibles, recuerden que si alguien más lo hizo antes, ustedes podrán; si nadie lo hizo, sean los primeros.

Cuando la distancia sea el problema, la solución es eliminarla; así como el amor no se mide con tiempo, la distancia no debe medirse en metros o kilómetros; la verdadera distancia es cuando el ser que quieres está al lado tuyo y no le puedes decir nada...

Cuando crean que ya no existe solución, que todo puede acabarse, recuerda que las paralelas sí se unen! Todo es cuestión de saber caminar juntos...

Que la vida se vive por etapas, que todo tiene solución, y que nuestro gran amigo, el que está ahí siempre, es ese Dios que nos regaló el don de poder decidir sobre nuestros actos, de AMAR, de SONREÍR y de TRANSMITIR FELICIDAD!

Todo es posible amigos =)

QUE SUCEDA, DEPENDE DE UNO MISMO

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